La educación, el gran problema.
Javier Pérez de Albéniz - Reacciona

¿Te parece desolador? Pues aún hay más: la crisis económica golpea duro a la enseñanza pública, que soporta tijeretazos en los sueldos de profesores, becas universitarias, infraestructuras, actividades extraescolares, formación del profesorado, transporte escolar, gastos administrativos, agua, luz, calefacción... La Unión Europea censuró de inmediato los recortes educativos en España, un país donde el abandono escolar arrastra a los jóvenes a algo más que a la ignorancia. Invitarlos a dejar colegios, institutos y universidades significa obligarlos a incorporarse al mundo laboral, que es tanto como como condenarlos al paro: cada vez hay menos puestos de trabajo para quienes carecen de estudios.
Los sindicatos piensan que se trata del mayor ataque a la escuela pública desde la Dictadura. “No existe ninguna otra inversión que produzca mayores y mejores retornos sociales y económicos que la educación”, asegura el economista Guillermo de la Dehesa. “Es la clave del bienestar, del desarrollo y del progreso de un país ya que mejora la salud y el medio ambiente, reduce la pobreza y la desigualdad, aumenta el emprendimiento, la productividad y la competitividad y estimula la libertad y la democracia”, sentencia.
La adormecida sociedad española no parece pensar de la misma manera, puesto que permanece impasible ante un atentado que afecta no sólo a la educación y la cultura de los jóvenes, sino al futuro de todo un país. Ni una muestra de repulsa, ni una movilización estudiantil, ni una queja por parte de la oposición al Gobierno. Gravísimo error: el deterioro de la educación es el comienzo del fin, puesto que aumenta las diferencias sociales y culturales, multiplica la marginación, asienta la pobreza, borra las esperanzas. La destrucción de la educación pública es el problema número uno de este país, de cualquier país, por encima incluso del paro, del terrorismo, de la corrupción política...
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